La historia de Rusia empieza con la llegada de los esclavos orientales, el grupo étnico del que posteriormente derivarían los rusos, ucranianos y bielorrusos.
El primer estado eslavo oriental fue la Rus (o principado) de Kiev, que adoptó el cristianismo por la importante influencia del Imperio bizantino en 988, comenzando así la fusión entre las culturas eslava y bizantina que caracterizaría la rusa durante los siguientes siete siglos. El Rus de Kiev se desintegraría finalmente en varios reinos que competirían entre sí por figurar como herederos de su civilización y por el predominio territorial en la zona y que acabaron bajo dominio mongol.
Pedro I, el Grande (1672–1725), consolidó la autocracia en Rusia y desempeñó un papel crucial en la adaptación del país al sistema europeo de estados. Desde sus modestos orígenes en el siglo XIV como Principado de Moscú, Rusia se había convertido en la nación más grande del mundo en tiempos de Pedro. Tres veces el tamaño de Europa, abarcaba las llanuras eurasiáticas desde el Mar Báltico al Océano Pacífico. Buena parte de su expansión se había producido en el siglo XVII.
Fue uno de los más destacados gobernantes de la historia de Rusia, perteneciente a la Dinastía Romanov. Gobernó Rusia desde el 7 de mayo (27 de abril C.J.) de 1682, hasta su muerte el 8 de feb, 1725, y antes de 1696 lo hizo junto con su débil y enfermizo hermano, Iván V de Rusia. Llevó a cabo un proceso de occidentalización y expansión que transformó a la Rusia moscovita en uno de los grandes poderes europeos.
Catalina II, la Grande, fue una princesa alemana que se casó con el heredero del zar. Siendo éste un absoluto incompetente, Catalina tácitamente consintió su asesinato. Se anunció oficialmente que murió de «apoplejía«, y en 1762 llegó al poder.
Contribuyó al resurgimiento de la nobleza rusa, emprendido tras la muerte de Pedro el Grande. El servicio al Estado había sido abolido, y la nueva zarina complació a los nobles aún más allá.
Catalina emprendió exitosamente la guerra contra un Imperio otomano en decadencia y extendió la frontera meridional al Mar Negro. En ese momento, y con la colaboración de Austria y Prusia, se anexionó el este de la Comunidad Polaco-Lituana (poblada por los ucranianos ortodoxos y los bielorrusos, que en la Edad Media fue parte de Rusia de Kiev) durante las Particiones de Polonia y desplazó consiguientemente la frontera hasta Europa Central. A la muerte de Catalina, en 1796delegándoles el poder en las provincias.
Reinó como emperatriz de Rusia durante 34 años, desde el 28 de junio de 1762 hasta su muerte. en el imperio ruso